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Carlitos Balá: un siglo de humor que marcó a generaciones y transformó la televisión infantil argentina

Este miércoles se cumplirían 100 años del nacimiento de Carlos Balá, el ícono del humor blanco y familiar que rompió esquemas en la televisión nacional. Su legado, sus personajes inolvidables y la huella imborrable que dejó en varias generaciones.

  • 12/08/2025 • 08:01

TAPA DEL DÍA 

Este miércoles 13 de agosto se conmemoran 100 años del nacimiento de Carlos Balá, un verdadero mito del humor nacional y un pionero en la televisión infantil que acompañó con su carisma y ternura a varias generaciones de argentinos.

Balá no solo fue un comediante, sino un símbolo de la alegría sana y el entretenimiento familiar. Su emblemático flequillo, sus frases que se incrustaron en el habla cotidiana, sus personajes entrañables y su estilo único lograron que sus programas infantiles ocuparan espacios inéditos en la televisión, incluyendo la histórica apertura del prime time.

Carlitos Balá rodeado por su familia. (Foto: Instagram / carlitosbalaoficial)

Un camino inesperado hacia la fama

Con orígenes humildes en el barrio porteño de Chacarita, Carlos Balá comenzó su carrera tardíamente, con apenas 30 años, y tras años como repartidor y humorista callejero. Su oportunidad llegó con “La Revista Dislocada”, programa radial donde su talento para la improvisación y su energía lo destacaron rápidamente.

Su debut televisivo fue en la década del 60, con personajes como Joe Bazooka y Canuto Cañete, que cimentaron su fama y lo llevaron del teatro y cine a la pantalla chica. Balá supo adaptar su humor blanco y absurdo para toda la familia, convirtiéndose en un referente que marcó un antes y un después en la programación infantil argentina.

Revolución en la televisión: un programa infantil en el prime time

En 1979, Balá protagonizó un fenómeno sin precedentes cuando “El Show de Carlitos Balá” se instaló en el horario central del canal estatal ATC, logrando altos niveles de audiencia y demostrando que el público familiar podía ser protagonista en horarios estelares.

Su programa incluía juegos, canciones y sketches inolvidables con personajes secundarios de reconocida trayectoria. Fue un espacio pionero que rompió con los moldes tradicionales y se convirtió en un hito dentro de la televisión nacional.

El impacto social y las controversias

A pesar de su inmenso cariño popular, Balá enfrentó críticas por su presencia durante la dictadura militar, siendo cuestionado por haber trabajado en películas que algunos consideraron apologías al régimen. El humorista siempre sostuvo su postura apolítica y aseguró que su compromiso fue únicamente con el público y el entretenimiento.

Luego de imponer un tope salarial en la televisión en 1982, Balá se retiró progresivamente de la pantalla, aunque continuó su carrera con su circo y presentaciones por todo el país, manteniendo el vínculo afectivo con su audiencia.

Un legado imborrable

Las frases de Balá se volvieron parte del habla popular: “Un kilo y dos pancitos”, “Porque el movimiento se demuestra andando”, “¿Qué gusto tiene la sal? Salado”, entre otras, perduran hasta hoy como símbolos de su humor.

Su figura fue homenajeada por artistas de renombre y reconocida como una influencia decisiva para generaciones posteriores de humoristas infantiles. Hasta sus últimos años, Balá mantuvo su flequillo y la vitalidad que lo hizo eterno.

Su fallecimiento en 2022 dejó un vacío en la cultura argentina, pero también un recuerdo imborrable que sigue presente en cada sonrisa que generó. 


Opinión pública: El legado de Carlos Balá trasciende la televisión y el humor: representa un modo de hacer entretenimiento sano, accesible y respetuoso para toda la familia, que hoy cobra especial relevancia en un contexto donde la búsqueda de contenidos positivos es más necesaria que nunca.

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